Monday, July 14, 2014

Mi siglo no es Dusselliano.

Cafeína canela hartas frecuencias se estrellan por la pineal. Mi pineal.  Abrir el cerebro por la cúspide excelsa que se tamiza de pensamientos estupefactos y ambiciones iracundas. Todo el zen por la espalda. Más arriba la espesura del sonido que navajea curiosamente todosmisdesesosdelmundo. Para después morir abyecta en la irregularidad conceptual delasmentesmasbrillantesdetodoslossiglos. Stop. Otra frecuencia. Carbón quemado con copal. Ruda en las esquinas. Miel en las rodillas por eso de las malas vibras capitalistas de todosqueremosestarenelprimerlugar. Noche a noche mañana a mañana me pienso en la muerte. Poco a poco los deseos del mundo se petrifican en las hojas de mi pequeño jardín desértico en ventana polvorosa. Mi niño frente a la pantalla digital con juegos absurdos de guerra suenan las teclas entonces es necesario otro café. Había concluido, no obstante, que la única manera de ascender es a través de las frecuencias. Entonces duermo: solfeggio chakras en YouTube. Solfeggio solfeggio solfeggio. Múltiples escalas del tiempo en los centros comerciales atraviesan esta mirada que aspira a no ser codificada. Encapsulada. La bondad por las cinco primeras personas que aparecen en mi mundo. Es mi utopía más radical. Sentir amor profundo harto profundo por diez personas es una buena ráfaga de aspiraciones ultra mundanas que pueden ser tatuadas en mi agenda personal de asuntos mundanos. Abolir el micro-fascismo que nos habita. No aspirar a grandes revoluciones. Cero protestar. Amar poquito. Amar poquito y nada más. Yo aspiraré a un instante de bondad durante la mañana tarde noche. Tal vez seré revolucionaria en tres segundos. Tal vez dirán que no tengo conciencia social. Tal vez, tal vez. Dirán. Incluso también quemaré las piedras de mirra por las esquinas cubiertas de arañas muertas. Petrificaré los televisores muertos del mundo. Más tarde tal vez, me preocuparé por definir mi posición religiosa en el mundo. Y sí, soy religiosa. De ahí que no se qué posición ubicar. Legitimar. Pequeños caminos. Nada más. 

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