Tengo
calambres de silogismos y sepulturas absurdas en mi garganta.
No
decir nada y callar hasta que el cielo transcriba su propia cuadratura.
Borrar.
Aislar.
Rasgar
los peces suicidas que carcomen mi cerebro en
Las noches
donde olvido la oración.
(un mounstrario de cordeles apocalípticos fingen
llevarme al infierno)
DESPIERTO:
Es la frase
no dicha de un padre nuestro.
Entretejer
la última región de mente entre la
madera
Húmeda del
malecón y
Correr
Salir bebiendo
el muro de ultratumbas
Y escatologías
futuristas
De
Las diosas
negras petrifican el amor.
(los
mejores besos del mundo, no son los de tu boca)
Tampoco
los de la mía habla
lo
mejor y peor
Un
pequeño y oriundo jardín zen en algún lugar desconocido
Y sin geografía
oracular posible probablemente respira y ordena la glucosa de mis neuronas para
que las imágenes que diseño en este instante se estrellen en otra dirección.
Vórtice
lunar.
Eclipse
de tres mundos contagiados.
Me
gusta encriptar tus manos en un boceto
Flamenco,
ponerle miel, ponerle fuego, ponerle.
Un
calendario susurra que es
Pleno
siglo XX
Y nos amamos
como en el XXIII
Ser tan
cursi no es un proyecto estrafalario
Diablo blanco
en el pecho de mujer desnuda
Vestido
azul a la Fouquet
Tetramorfos
pálidos arrullan mis conjeturas de azufre
naranja
Pies desnudos
para la fertilidad
Los látigos
de santos y santas embalsamadas
No es
el jardín de las delicias el estrafalario e irónico que asoma
Cuando mi
pensamiento habita en tu pensamiento.
Borraré
todos los terrores del mundo hoy.
Eso de
robar las claves y Paracelso y los sonidos.
Es cero
arbitrariedad.
Eso de
escanear el mundo ya no es vanidad.
No hay
ira, risa, sacudida, estampida, cariño, la mía, la suya.
VERDAD.
Al
terminar las letras
Alguien
dibuja pirámides violetas arriba de la ciudad
Arriba del
continente y arriba del país.
El país
es un lugar hermoso.
Es y será.