Tuesday, January 14, 2014

Mi pacto ficcional.

La contaminación de mi filtro favorito es algo latente. Desde hace algunos tiempos hacia acá, mis esquemas cognitivos encontraron cierta comodidad con el discurso de la Física. El poder bocetar en mi cerebro hilos invisibles que interconectan y tejen todo lo existente en el afuera. Me produce una comodidad perceptiva. También intuitiva. Aunque sé que debo tratar de imaginar unos tres filtros a la vez: biológico-físico-filosófico. O, combinar tres lenguajes a la vez. Todo esto me remonta a un concepto absurdo, e inclusive paradójico: Diferenzia. Pero, mis filtros favoritos me avasallan otra vez: Si la direrenzia habita al inicio o final de un discurso si es el primer concepto y el último concepto si puede ser presente y futuro al mismo tiempo pero tampoco no lo es. Fácil: Le aplico las ondas retardadas, e imagino que es ese espacio no localizable que siempre queda inaprensible entre la formación de una imagen futura con una imagen presente capaz de confabular cierta necesidad esquemática. Capaz de detener el movimiento y solidificar. No obstante, a Derrida no le importa eso porque se vuelve un ser escatológico capaz de ironizar hasta en su propio pensamiento. Cero seriedad. Si hay algo, entonces, entre diferenzia y diferenzia, entre a-concepto y no concepto, finjamos que es producto de un pacto ficcional.  Que es producto de un pensamiento cerrado que no aspira a nada. Que es producto de la configuración astral de este momento y nada más. 

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