La expansión de los sentidos requiere necesariamente una
mayor circulación de la luz en el cuerpo. De ahí, la necesidad de buscar una vibración
más elevada que las jerarquías del movimiento cosificado –por así nombrarlo- de
una representación habitual. Habitar un
paso más allá de la geometrizaciòn generalizada de una época para acercarse a
los números de un tiempo adelantado ya existente, para regresar y traducirlos
al tiempo presente con la intención de sacar de la cripta lo ya existente hacia
adelante. Entonces, una pregunta necesaria para todo sujeto que quiera
transgredir paradigmas sería precisamente: ¿Cómo adelantar mi tiempo? Una
posible respuesta me sugiere que adelantar mi tiempo implica subir mi vibración. Aquí,
la adhesión del cuerpo a cierta música juega un papel esencial, pues
finalmente, la música en ocasiones tiene la cualidad de vibrar en regiones
inobservables y traducirlas en meras apariciones metafóricas; porque quizá la metáfora
viaja más rápido que el concepto.
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