Wednesday, March 12, 2014

En ocasiones experimento una certeza primaveral en mis pulmones. Han de ser las grutas de Funes las que rasgan las simpatías de mi espíritu en el tuyo. Hay tiempos para dejar la cabeza en la nada, inamovible, conjetural. Hay tiempos para respirarnos por los ojos y comernos. También, hay tiempos para deletrear el infinito y encajarlo en las rodillas. Han de ser las ceremonias de los gatos blancos y las conclusiones absolutas de los magos las que bordean el perímetro de nuestro mundo. Duplicación. Sabiduría del espejo santo. Poeta recién nacida en una carta de tarot volteada al revés. Es el fuego el que entra por mi pensamiento cuando circunnavego por los precipicios numéricos de tu rostro. Ha de ser la raíz de mi corazón buceando en las cartografías atemporales, sin signatura alguna, con redención.

Por cierto, todo es violeta y piramidal.

Los títeres suicidas siguen socavando el renglón cero menos tres de mi sueño favorito. Luego, todo es reversible. Anacrónico. Disuelto. Los segundos más luminosos de todos los abriles sacuden mi eternidad como un pájaro insoluto. Cierto: Las paráfrasis de huesos dulces en la última imagen humedad, sigue hilvanando noúmenos y crucigramas nórdicos. Estoy muerta y feliz al mismo ritmo. Lista para dormir en el último paralelo abismal.

Buena noche.
12:00

12-03-2014

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