AFIRMATIVA UNO

La piel está bendita. Somos encaminados lentamente hacia la cumbre de una montaña hexagonal. Hay algunas pupilas de sabias celtas; enlamadas entre las piernas de las serpientes. La ovación se detiene un poco en alguna sintonía pitagórica que contiene los temores de algún escritor alemán muerto. Todos en la sabiduría del todo y uno. Volando a través de precipicios blancos buscando alguna enseñanza en Turquía; quizá en Japón. El viaje es lento, toman clases de todas las semiológicas ocultas; a través de todos-todos los pulsos. La quiromancia le sacude el cuerpo; es quizá, una estratagema para evadirse de las metáforas que acentúan los labios del Leteo. Hoy recorrió el vértice exacto de todos los triunfos. Repitió uno a uno el parto de los guerreros. La primera visión. La versifico discretamente entre algunos códigos que solo algunos entienden. Son las sonrisas de Proust y Kierkegaard. La onírica afirmación de la melancolía triunfal. Somos todos tan discretos y frágiles ante la incertidumbre. El cansancio no existe; hemos encontrado el ritmo de la perfección.

Entra en el dibujo de la curativa. Escribe para contagiar el alivio al otro. Al que se atreve. En el abandono del miedo. A no sentir algo; en el despojo. A percibir: todo le pertenece. A triunfar paso a paso sobre todo. Porque no le interesa el nombre. Sin embargo; siente mucha risa. Una risa despavorida acojinándole el cuello de suaves atardeceres. Le gusta arrullarse entre las manecillas del reloj y el aullar certero de los grillos. Enjuagarse las pestañas entre las luces y reflejos sobre el techo de madera. Ese techo motivo de alguna donación no intelectual. Motivo de la bondad del no- interés. Motivo de no buscar nada y tenerlo todo.
Afirma: lo tiene todo y está en ultra-love. Las escenografías victimarias son las escenografías victimarias. Prevalecen en una y otra dimensión. Quizá inferior, quizá el rencor. Somos todos tan hermosos y tan terribles. Al mismo tiempo. Tira la primera piedra. ¿Bailamos? Uno sólo tiene que escribir para contagiar a la gente. Al ser-feliz. Al ser- paz. Es todo. Por cierto: todo es la palabra que se repite muchas veces.