Monday, December 17, 2007

El Padre Bourdin suponía que, según Descartes, no era posible dudar de las cosas ciertas, ya se esté dormido o demente. Por relación a una certidumbre fundada el hecho de soñar o de delirar no resultaría pertinente. Ahora bien, a esta interpretación responde Descartes de una manera muy explícita: “No me acuerdo de haber dicho nada de ello, ni siquiera de haber soñado al dormir.” En efecto: nada puede ser concebido clara y distintamente que no sea cierto (y a este nivel, el problema de saber si quien concibe sueña o delira no se encuentra siquiera planteado). Pero, añade inmediatamente Descartes, ¿quién puede distinguir “lo que es claramente concebido y lo que sólo parece serlo”? ¿Quién, pues, como sujeto pensante y meditante puede saber si sabe claramente o no? ¿Quién, pues, es capaz de no hacerse ilusiones sobre su propia certidumbre, y de no dejársela imponer, sino precisamente aquellos que no están locos? Aquellos que son “sabios”. Y Descartes añade, irónicamente, pensando en el Padre Bourdin: “Pero, como sólo corresponde a las personas sabias distinguir entre lo que es claramente concebido y lo que sólo parece serlo, no me sorprende que ese buen hombre tome aquí lo uno por lo otro.”

Michel Foucault
Mi cuerpo, ese papel, ese fuego



Monday, December 10, 2007

Sunday, December 10, 2006

Ameneci en la capsula de siete puntas. Es Domingo. La frugalidad de las levitacionales logro dispararme
un poco hacia el hemisferio izquierdo. No hablamos del acontecimiento. Evitamos la intelectualizacion de
semejante profanacion a lo moderno. Confesamos percibir la mutua catarsis de los campos energeticos
mientras perforamos la mirada lentamente hacia un horizonte incierto. No hay conexion fisica. Es el torbellino
irradiante de una espiritualidad cero. Se marcha y no hay fecha. Hay ultimas palabras: "luego nos vemos
en un lugar con sol"

Sunday, December 09, 2007

[…] los espíritus libres tienen una función que cumplir, la de derribar todas las barreras que se opongan a una "fusión de los hombres": religiones, estados, instintos monárquicos, "ilusiones sobre la riqueza y la pobreza", prejuicios de raza, […].

FRIEDRICH NIETZSCHE, Escritos póstumos.

El primer episteme es el del Renacimiento que se caracteriza por la semejanza. Para el hombre del Renacimiento, todos los seres están envueltos en una apretada red de semejanzas y correspondencias. Cada uno de ellos conduce a otro, al cual está ligado por invisibles hilos, por sutiles analogías. El pensamiento del hombre del Renacimiento no separa las cosas, sino que las une entre sí, ordena el mundo utilizando al cuerpo humano, donde todo está en estrecha relación, como metáfora suprema. El lenguaje del Renacimiento es, como dice Foucault, la "prosa del mundo". Sus signos no son arbitrarios, sino que reconducen a la esencia misma de las cosas: entre significante y significado existe necesariamente una relacion, algún tipo de semejanza que el estudioso debe descubrir. El conocimiento es fundamentalmente interpretacion, exégesis, del gran libro del mundo que Dios ha escrito para los hombres, es búsqueda de los signos, de las signaturas, es decir de los trazos que la mano de Dios ha dejado, como una firma, en la naturaleza.

De repente, a mediados del siglo XVII, este episteme se derrumba. El carácter general del nuevo episteme está dado por la representación, vocablo con el cual Foucault indica la racionalidad abstracta que divide e individua: «La actividad de la mente ...ya no será la de reunir las cosas, dedicarse a buscar algo que pueda revelar un parentesco, una atracción, una naturaleza secretamente común a ellas, sino que, al contrario, será la de discriminar, o sea, establecer la identidad de las cosas... En este sentido, la discriminación impone, en la comparación, la búsqueda primaria y fundamental de las diferencias...».[26]

En todos los campos, las cosas son medidas, ordenadas, tabuladas, colocadas en serie, en columnas, en estructuras. El conocimiento se espacializa y todas las "ciencias" son ciencias del orden, son taxonomías, nomenclaturas, clasificaciones, siguiendo el modelo de la Botánica de Linneo. En todos los campos, el análisis substituye a la analogía. En el lenguaje, el nexo de similitud, la conjunción entre significado y significante desaparece: la relación entre ambos deviene simplemente convencional, pero al mismo tiempo se la entiende como una relación clara e inequívoca. Las palabras y las cosas pertenecen a dos órdenes paralelos. Es la naturaleza misma de la conciencia humana, así como ha sido creada por Dios, la que permite esta relación transparente entre cosa y concepto de la cosa, entre cosa y palabra.

Este episteme desaparece abruptamente hacia finales del siglo XVIII. Comienza ahora la época moderna propiamente dicha, cuyo episteme se caracteriza por la historicidad y, como dice Foucault, por la aparición del hombre.

No existe un pensamiento verdaderamente libre: siempre «se piensa en el interior de un pensamiento anónimo y constrictor que es el de una época y el de un lenguaje. ... La tarea de la filosofía actual ... es la de sacar a la luz este pensamiento ..., ese transfondo sobre el cual nuestro pensamiento "libre" emerge y centellea durante un instante».[20]

Y así es como Foucault describe los aspectos fundamentales de su problemática. El fin de toda su obra es «... intentar encontrar en la historia de las ciencias, de los conocimientos y del saber humano algo que sería como su “inconsciente”. ... Si se quiere, la hipótesis de trabajo es globalmente ésta: la historia de los conocimientos no obedece simplemente a la idea de progreso de la razón; no es la conciencia humana o la razón humana quien detenta las leyes de su historia. Por debajo de lo que la ciencia conoce de sí misma existe algo que desconoce, y su historia, su devenir, sus episodios, sus accidentes obedecen a un cierto número de leyes y determinaciones. Son precisamente esas leyes y esas determinaciones lo que yo he intentado sacar a luz. He intentado desentrañar un campo autónomo que sería el del inconsciente de la ciencia, el inconsciente del saber que tendría sus propias reglas del mismo modo que el inconsciente del individuo humano tiene también sus reglas y sus determinaciones».[21]

Además, para Foucault, uno de los obstáculos más graves con los que se enfrenta el pensamiento actual es la idea de "humanismo". Por ello, una de las tareas principales de su obra es la de depurar el campo filosófico de tal idea. En las palabras de Foucault, «Los descubrimientos de Lévi-Strauss, de Lacan, de Dumezil ... borran no sólo la imagen tradicional que se tenía del hombre, sino que, a mi juicio, tienden todas a convertir en inútil, para la investigación y para el pensamiento, la idea misma de hombre. La herencia más gravosa que hemos recibido del siglo XIX –y de la que ya es hora de desembarazarse– es el humanismo»


[20] Ibidem, págs. 33-34.

[21] Entrevista con Jean-Pierre El Kabbach, op. cit. pág. 43.

[22] Entrevista con Madelaine Chapsal, op. cit., pág. 34.







Michel Foucault, de quien examinaremos la ideas fundamentales especialmente en lo que respecta a su visión del hombre y la crítica que hace al humanismo, ha siempre sostenido que no era un estructuralista. En su opinión una tal denominación no significa nada, dado que engloba personalidades que tienen muy poco en común. Cuando describe su propia formación y el clima general que reinaba al momento de la conformación de su pensamiento, Foucault se siente parte de aquella generación que, al principio de los años Cincuenta, ya no se reconocía más en el existencialismo de Sartre y Merleau-Ponty y en su insistencia en los problemas del "sentido". La generación de Foucault, después de los estudios de Lévi-Strauss sobre las sociedades y de Lacan sobre el inconciente, considera superficial y vana la problemática existencialista. Aquello que vale la pena indagar es el "sistema". Éstas son, en las palabras de Foucault, las razones: «En todas las épocas el modo de reflexionar de la gente, el modo de escribir, de juzgar, de hablar (incluso en las conversaciones de la calle y en los escritos más cotidianos) y hasta la forma en que las personas experimentan las cosas, las reacciones de su sensibilidad, toda su conducta, está regida por una estructura teórica, un sistema, que cambia con los tiempos y las sociedades pero que está presente en todos los tiempos y en todas las sociedades».


Entrevista con Madelaine Chapsal. La quinzaine littéraire, No. 5, Mayo 1966. En: Michel Foucault: Saber y verdad, op. cit., pág. 33.



Saturday, December 08, 2007

El proceso del conocimiento de un objeto real comienza en una forma fìsica, fotogràfica, segùn es conocido por el fenòmeno fisiològico visual. Posteriormente -y hablo de anterioridad o posterioridad por simple mètodo pedagògico-, se realiza la impresiòn fìsica y sensible de la imagen en ese almacen que es la imaginaciòn. La inteligencia (intus-interior; legere leer) lee el interior de la imagen y en una operaciòn que ya no es comùn con la materia, si no en su origen, abstrae la idea (visiòn) y la produce o concibe en esa primera operaciòn intelectual llamada Abstracciòn.

(Pulido, 1966:13)
La filosofìa es la etiologìa ùltima de los seres a la luz de la evidencia de la razòn natural.


Pulido, Alberto. Estètica.

Tuesday, December 04, 2007

El Zen te pide que salgas de la cabeza y vayas a la fuente básica... No es que el Zen no sea consciente de los usos de la energía en la cabeza, pero si toda la energía se utiliza en la cabeza, nunca vas a tener conciencia de tu eternidad... Nunca vas a saber, a modo de experiencia, en qué consiste ser uno con el todo.
Cuando la energía está precisamente en el centro, vibrante, cuando no se desplaza a ninguna parte, ni a la cabeza ni al corazón, sino que está en la misma fuente de donde el corazón la obtiene, vibrando en la misma fuente, esto es el verdadero significado Zazen. Zazen significa ubicarse simplemente en la propia fuente, sin moverse a ningún lado: surge una fuerza tremenda, una transformación de la energía en luz y amor, en una vida más grande, en compasión, en creatividad. Esto puede tomar muchas formas, pero primero tienes que aprender a permanecer en la fuente. Entonces la fuente decidirá cuál es tu potencial. Puedes relajarte en la fuente y va a llevarte a tu verdadero potencial.




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