Tuve mi domingo familiar con Fausto, ya me exige su paseo a la playa; y luego la visita
a algùn lugar infantil. Ese dìa se avento de un tobogan muy alto para niños mayores de
tres años, afortunadamente la señorita que cuidaba los juegos no es prejuiciosa y dijo
simplemente: a ese niño no le da miedo nada.
Luego tuve mi instante de madre presumida.
K.
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