Hace tiempo tomè un poco de distancia de la filosofía. No la culpo ni la glorifico. Recuerdo los primeros cursos en la universidad, el entusiasmo de devorar los textos una y otra vez; buscando una explicación convincente del universo. Esas primeras discusiones con la “librido” y nuestras pequeñas interpretaciones eran suficientes para extasiarnos el resto de los días. Hasta que llegamos al límite del discurso y la sedación fue desapareciendo. Algunos hermanos como “O” y “F” también llegaron al abismo. Recibiéndolo con beneplácito. Sólo algunos gozan de ese placer. Otros mejor le dan la vuelta y se casan rápidamente con cualquier ideología para no sentir el caos. Por eso, los verdaderos amantes de la filosofía ,son aquellos que se sumergen en el sin-sentido de la misma; sintiéndola en carne propia en la vida que experimentan en cada acontecer. El que no se haya arrojado al precipicio, podrá seguir leyendo y leyendo ,pero jamás conocerá y tendrá la dicha de atravesar las puertas del Hades. Será un intelectualillo cualquiera con bastantes lecturas y libros porque jamás habrá entendido el Tao. No quiero ser uno de ellos.
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