Thursday, January 04, 2007

Hace tiempo tome un poco de distancia de la filosofía. No la culpo ni la glorifico. Recuerdo los primeros cursos en la universidad, el entusiasmo de devorar los textos una y otra vez; buscando una explicación convincente del universo. Esas primeras discusiones con la “librido” y nuestras pequeñas interpretaciones eran suficientes para extasiarnos el resto de los días. Hasta que llegamos al límite del discurso y la sedación fue desapareciendo. Algunos hermanos como “O” y “F” también llegaron al abismo. Recibiéndolo con beneplácito. Sólo algunos gozan de ese placer. Otros mejor le dan la vuelta y se casan rápidamente con cualquier ideología para no sentir el caos. Por eso los verdaderos amantes de la filosofía son aquellos que se sumergen en el sin-sentido de la misma; sintiéndola en carne propia en la vida que experimentan en cada acontecer. El que no se haya arrojado al precipicio podrá seguir leyendo y leyendo pero jamás conocerá y tendrá la dicha de atravesar las puertas del Hades. Será un intelectualillo cualquiera con bastantes lecturas y libros porque jamás habrá entendido el Tao. No quiero ser uno de ellos.

1 comment:

Yaren R. said...

El Tao me parecerá siempre que es nuestro maestro "F.L.", y lo siento, como dice mi madre, no puedo despersonalizar nada porque no hay cosa que no perciba sin pasar sobre mi, o debajo de mi. Sin embargo parece que el fin de la sedación es una especie de "darse cuenta".
Hoy pensaba, precisamente, en que la vida es tan intensa, y que nuestras vidas, las de todos, han sido tan diferentes, no obstante lo filósofos, no escapamos del devenir. Hoy también intentaba practicar una respiración poderosa, que me llevara a esos días en que comenzabamos a descubrir la crueldad de algunas risas, algunos olvidos...




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