Hoy en la tarde nihilista, mientras medito, y encuentro la certeza de que no me interesan los altares, ni los homenajes, los títulos o reconocimientos. Me reconcilio con la afirmación de lo sencillo, lo invisible y lo pequeño. Me interesa la alegría del atardecer, la alegría de la ciudad, la sonrisa desinteresada de los universos. Me interesa construir una muerte serena. Eso, es lo poco que me interesa.
Todos los días luminiscentes e infinitos.
Buenas tardes a todos.
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