Thursday, July 25, 2013

Sucesos heroicos de infancia.



004. En el año 1983, me fugué toda la tarde de la casa de la abuela. Caminé tres kilómetros por un camino desconocido, terroso y sereno al mismo tiempo. De momento, encontré a un señor que dijo saber el lugar donde se encontraba el abuelo. Confié en él, y seguí caminando. Al llegar a la parcela de mi abuelo, se sorprendió de verme y no me regañó. Regresamos en su tractor amarillo, como si nada. Al aterrizar en casa, mi madre estaba aterrada, ya me había buscado por todas partes. En ese tiempo, no entiendo por qué no le tenìa miedo a nada. 


010. En otro tiempo, a mi padre se le ocurrió adoptar un niño de la sierra e inscribirlo a la misma primaria que yo. Unos celos terribles se apoderaron de mi conciencia y, no tuve otra opción que hacer lo posible por regresar al niño a su casa. En ese tiempo fui muy cruel, pero recuperé a mi padre. El niño F terminó por marcharse.


012. Cuando cumplí los doce años nos mudamos a Sinaloa. Vivíamos en una casa que aún no estaba terminada de construir y, las ventanas carecían de la protección necesaria. Mi padre viajaba mucho -como siempre- y yo, siendo la hija mayor cuidaba de la familia. Todos tenían angustia por la falsa seguridad de las ventanas. A los días, esa paranoia jaló a un ladroncillo...Mi madre me despertò para decirme que alguien quería entrar a la casa. De inmediato me levanté, y fui a correr al raterillo. ¿Qué quiere váyase de aquí? Le grité, y regresé temblando. Esos días, yo protegía esa casa con guardianes de luz imaginarios. Ignoró el lugar donde aprendí eso. 



Lima, 4:06. 25 de Julio.

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