Monday, May 29, 2006

El nino brilante

El niño brillante y la tímida aureola de su pelo, sacuden las estructuras mentales de una reflexiva tarde con sabor a azafrán. La ha llamado “sencilla”, provocándole una fascinación un poco perversa. Sólo un poco. Bailar como robot, sigue siendo la pronunciación de una alquimia imprevisible, en donde los atuendos de los huesos, se pliegan en una ionización prolongada, cuando los ojos se ven por un lado, con el brillo invadiendo una bacanal inagotable. Sin fecha.

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