Tuesday, February 05, 2008

Hay ideas que cuestan y valen sangre. La filosofía es un sueño. El contacto con el inconsciente. Una naturaleza instintiva que sobrepasa los dualismos o la separación cultura’naturaleza, así como las interpretaciones feministas y aun femeninas. Hay hombres que también menstrúan, que viven el padecimiento lunar, el padecimiento del sueño y del cosmos, la idea que sangra mientras toma forma, mientras no es fecundada por la conciencia. La histeria filosófica es expulsar sangre de la matriz y material celular.

En el acto amoroso con el conocimiento, la matriz o naturaleza instintiva que guía hacia la filosofía sufre el fracaso de no concebir, de no crear, de no dar vida y no dar a luz. Se esconde. Sangra y muere. No sale a luz. Sin embargo una de esas veces puede ser fecundada, y esa es la espera. Como el Sísifo que todos los días levanta su corazón de piedra hasta la cima de la montaña. Así es el padecimiento mestrofilico. La amorosa espera de la potencia filosófica, del acto amoroso filosófico.

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