Saturday, October 10, 2009

Barita carbónica a la treinta.


Tomo cafeína y barita carbónica a la treinta. Y percibo todos los amores de mi vida en una sola

sensación. Agradezco a mí misma no ser una pseudo-feminista rencorosa con padre castrado.

Me gusta morderme mujer con hombre. Lamerme en dualidad eclipse con vértebras de soles

desquiciados por la simpleza de un infortunio arcaico. Me gusto yo y no hay otra. Se engaña mi

ego. Me beso yo y no hay otra. Se pudre mi unicidad. Me paro a mi misma y siempre hay otras.

Me vinculo con la blasfemia. Me hilvano entre monumentos de mi hacia mi. Y sale una dormida.

Se hace una tormenta en mi ùtero cuando me contengo a mi misma. Se revientan los amigos. Me

confecciono entre engaños pequeños. Y explota mi nombre entre el hervidero de monotonías de

leopardo con lengua desnuda en oriente. Me interpreto como discurso. Y confundo los violines

con las gaviotas oxidadas por la excentricidad de una tierra sin luna. Me deprimo entre las

imágenes de los niños hambrientos y abandonados. Y evado mi mirada hacia el cielo. Pienso en

los errores de Dios e inmediatamente suelto un argumento sobre transmigración pitagórica para

olvidarme de las escenas. Mi escena se entrega entera al precipicio de las lagunas pariendo soles

verticales con auras de delfín en percepción absoluta. Me tapizo con huesos de haikus

abandonados en la calle. Recuerdo el frasco. Inhalo barita carbónica a la treinta con haikus.

Luego. Me concibo astrológicamente. Me trago mal a mi misma. No logrando digerir

repentinamente actos como el no darle una moneda al señor que se ve muy mal por no tener

barita carbónica a la treinta y música electrónica con cafeína y todas esas cosas que contiene mi

botiquín ultra-molecular para no percibir su dolor ajeno y volver a interpretarlo con

explicaciones sobre monadas leibnizianas y argumentos sobre reencarnación. No imagino su vida

pasada en un ser deplorable como tipo presidente mexicano o señora endiablada por dinero

robado de textualidades educativas que no triunfan y no llegan a ningún lado más que a ese

placer tan excesivamente nazie de algunas señoras que juegan a ser dueñas del mundo. Y lo más

maravilloso que tienen son senos operados y fotografías muy lindas en primera plana en revista

de señor millonario capitalista y ultra global. Y de nuevo me enojo con Dios. Y para no sentir el

enojo y desgarro de toda esa politiquería barata que pocas veces presto atención. Me vuelvo a mi

misma otra vez: sobre los siglos los siglos y las vidas vidas que han sido. Entonces huele a perro

muerto y atropellado en la carretera. Y siento lastima; y para olvidarla otra vez pienso que fue

un señor malo presidente corrupto de cualquier país periférico y ancestral. ¿Qué seria de todos

aquellos tiranos y patéticos monarcas? No me importa.

Y me beso a mi misma y ya no como menciono ni pienso.---------------------------
Dibujo logias curativas, consumo barita carbonica a la treinta, yo tengo mucha barita. ¿Quiere usted?



2 comments:

Nelly Cervantes Janequin said...

me gusta este texto.

Nelly Cervantes Janequin said...

me gusta este textito




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