Para Bergson no hay un mundo de esencias invariantes sino que es la inteligencia la que solidifica todo cuanto toca y ello no en aras del más perfecto conocimiento que quepa plantear. Muy al contrario, es en beneficio de la acción y la fabricación humanas por lo que se ha suscitado una lógica de los conceptos, que no es sino una lógica de los sólidos perfectamente adaptada a los objetos inertes sobre los que recae la actividad transformadora del hombre.
Para vivir hay que generalizar y clasificar.
Cuanto más se intelectualiza la materia mas se especializa la materia.
Desde esta perspectiva se afirma que a la inteligencia le es ajeno lo que es móvil, fluido, cambiante, novedoso.
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