Friday, September 28, 2012


Dejaré las obsesiones jerárquicas en un cementerio solar: contemplar y ser visto, en el sentido de servir de ejemplo. Contemplación. Llenos de confianza dirigimos la mirada. La copa de menta  y el listón rojo. Nada detienen ya. Hemos ascendido a las sonatas del mediterráneo con las córneas altas. Un luminario digital nos detiene los brillos. Hermoso brillito de ojos. (Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, es abstraer.) Un diálogo de tres estrellas me está invadiendo. La varita mágica de las letras portuguesas finge la paradoja de los futuros. Nos amarramos la boca. En miel. La sangre boreal diseña conceptos de naturaleza nouménica, mientras nos devoramos, en un delfinario Zen. Sigo pensando que los delfinarios del Pentagrama Fronterizo son un buen lugar para ascender. Que ni Berkely, ni Harvad, ni Oxford. RA. TA. TA. Enseñan o aspiran a enseñar. Lo que “yo” vine a mirar al Pentagrama Fronterizo. En Etruria, durante los siglos III y II a.c. se elaboraban sarcófagos de terracota (como el sarcófago de los esposos del siglo VI a.c.)

Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo.
Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo.
Mi primer recuerdo de Funes es muy perspicuo.

Mi
corazón
       ha dejado de generar realidad virtual. 

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