Hay
tiempos en los que no alcanzo a comprender el lenguaje oculto de mi
temporalidad interna. Ciclos raros, o en su caso, sincronías con efecto dèjà vu
recorriendo mis vértebras como espasmos de caricias infantiles. Hoy es uno de
esos días sin deseos, uno de esos días,
donde percibo a completud que ya están hilvanados mis próximos eventos y existe
por así llamarlo un wu wei
instantáneo. Los libros ya están impresos. Los viajes ya están realizados. Y
por supuesto: estamos enamorados.
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