Thursday, December 21, 2006

Curativa II

Decidí espiar tus poemas escondidos. Mujeres inconclusas tapizan tu existencia. Intuyo los nombres. El amorío cortes, imaginario, irresuelto. La ausencia. Mientras tanto preferimos la comodidad del conflicto; con tal de no precipitarnos en la insoluta vaguedad de la cuadratura de la tierra. El geviert heideggeriano puede ser la resolutiva apocalíptica para aquellos instantes en donde deseamos la huida como último espasmo de conciliación. La invocación se vuelve latente, lo real me aglomera de una manera descabellada. La curativa empieza a profanar mi chacra raíz. Estoy envuelta en círculos violetas que difuminan mi egoísmo en calidas pinceladas de un júbilo dionisiaco. La ciudad del no-yo empieza a seducirme.

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