Saturday, June 27, 2009

Lucida vuelve a imaginar esculturas. Sumergida en la abundancia del “claro” retoma algunos amuletos que le han obsequiado los dioses del amanecer. Todos los árboles son los amigos. aletheia-aletheia- Frágiles y siniestros ante el juicio de los yoes que simulan entregarse al universo con el saludo de las letras. Esta vez la escultura es devota de la sonrisa niño. Puede imaginar toda la claridad del ojo niño envolviendo todos esos instantes ocultos, donde toda la aristocracia y rimbombancia de la figura pública se desvanece en la soledad de una identidad individualizada. Todos los sufrimientos de las figuras gloriosas se denotan entre un pasillo que alberga caras de niños que no alcanzaron a madurar en la imagen publicitaria y decidieron quedarse niños. En siempre.


La escultura empieza a formarse. El latir más intenso de los soles griegos se incrustra en la pradera de todas las venas que se bañan con el agua de los silogismos en punto y coma. La suavidad del verano le golpea los escombros de las costillas y empieza a sumergirse en un gran ombligo cuadrangular que ruboriza las vanidades de las guerras inconclusas. La guerra de una inteligencia contra otra. La tormenta bélica de los juicios. Es cuestión de categorías. Lo intuye perfectamente. Es cuestión de asesinarse entre todos esos precipicios noumenicos y atravesarse entre algunas reconfiguraciones: Tiempo y espacio como mercancía.


Afirmar: los riñones se secan con el miedo.
pd. La cola de caballo es benéfica para darle vigor a los riñones.

Afirmar: El bazo se seca de tanto pensar.
pd. Sube las piernas a una almohada en alto. Circula la sangre.

(en construcción)

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