Nunca he aspirado a ser Teresa de Calcuta. No voy por el mundo destilando amor, eso de amar
a la humanidad desinteresadamente es un proyecto dìficil hoy en dìa. Sin embargo, no pierdo la esperanza.
Tampoco la fe. Aùn estoy en el camino del ego y la personalidad, o como le quieran llamar. Por eso,
no me enajeno con los grandes discursos orientales y occidentales. Sè que todo lenguaje es un juego y creo
profundamente en la trayectorìa del tao. Trato de ser una persona real, es todo, a veces me sale bien a veces no.
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