Wednesday, November 26, 2008

El día que me enamore de Jàmblico.

El día que me enamore de Jàmblico.

Todo inicia con una historia de amor. Un hijo de Jamblico se caso con una hija de Plotino. ¡Plotino con hijas! Si. Se llamaba Anficlea. Ya no sé nada más de ella. Pero ha de ser extraño vivir al sur de Siria en el año 234 y tener un padre filósofo. ¡Que experiencia tan trascendental! Jamblico suena como a marca de papel higiénico. Un poco de ironía. Jamblico era fresa. Ser fresa supongo significa nacer en el seno de una familia noble y adinerada. Nacer nacer nacer en la abundancia monetaria. Mi conciencia se acaba de percatar que existía una escuela filosófica en alejandria. De neoplatónicos. Me gustaría ser neoplatónica, caminar en aquellos siglos, con una túnica de manta vieja, toda olorosa a romero y a copal. Observar las estrellas, los cambios de la energía y el viento. Vivir esa vida contemplativa. Demasiada magia implícita en la vida de Jamblico y Porfirio. No me gustan las vidas pequeñitas y aburridas. Tampoco los limites. Por eso siempre siento que vivo en Asterion. Y, cuando cierro las puertas de Asterion procuro rápidamente enredarme entre mantras y olores de cualquier incienso que se encuentre al momento. No me gusta contaminar el planeta con mis humores. Aunque lamento hacerlo en ocasiones como todos.

No comments:




Blog Archive