Wednesday, January 21, 2009

Lapsus pensamentalis.

Todo es cuestión de iluminación. Dicen todos los místicos. Los hindúes. Celtas. Mayas. Sufies. Iluminación en San Agustín. Iluminación en Tomas. Ese pequeño muchachito hijo de un comerciante italiano rico. Gracioso, como algunos alumnos, sólo aprendieron eso. Hay muchas personas involucradas en este dato. Heidegger, Nietzsche, Jung. Lichtung, ereignis, mediodía, arquetipos, inconsciente colectivo. Muchos, muchos datos. Algunos estudian filosofía para obtener ese dato. Otros, teología. Otros quizá economía. Algunos leemos a Pessoa y a Giordano Bruno. Muchos santitos iluminados. Se pregunta, me pregunta. ¿Es necesario leer? Para, comprender el dato. ¿Cuántos años de estudio gastamos para obtener? Algunos conceptos.

Viajamos al desierto. Comen cosas raras. Se iluminan, bajo ciertas sustancias. Las denominan toxicas. Unos, piensan que es el arte. El despertar. La purificación. La crìtica de la razón pura. Otros, intuyen, experimentos extraños. Un gato en una caja. Es Schoringer. Un señor tiene que estudiar. Inventar un concepto. Newton. Luego otro señor. En otro rincón del universo. Es otro tiempo. Ve otra cosa. Huyggens. Después otros señor. Young o Fresnel. Dicen que son las dos cosas. Parmenides-Heraclito.Y vuelven a aparecer otros señores. Con otros pensamientos. Teorías. Prácticas. Y todo lo que ello conlleva. Ignoro absolutamente hasta donde va la cuenta. ¿Cuál es el concepto más reciente de todo esto?

Lo cierto es. El olvido de los conceptos fundamentales. Ahora, queremos hacer que una máquina se vuelva más pequeña. Las becas de las instituciones de investigación científica. Prestigiosas. Avances sobre tecnología pequeñita. Algunas del medio ambiente. Otras cosas. Son para elevar la calidad de vida de las personas. Entonces, ya no se entiende. ¿Por qué la crisis mundial? No habíamos previsto todo en absoluto. Mejor, otro concepto. Maquinas pequeñitas, más pequeñitas. Nanotecnología. Apoco, ¿No suena bonito?

Algunos buscan la iluminación en los temazcales. Usar rastas es fashion. También decir que eres una persona espiritual. Lees a Saint Germain. A Castaneda. Te inscribes a algunos retiros. Practicamos todas estas cosas de la identidad social. Los símbolos de la identidad y las teorías de género.

Yo solo tengo un pequeñito temor. Que las brujas-brujas-brujisimas, pasen a otra dimensión, y ya no nos hagan caso. Y ya no nos curen, ni nos hagan cámaras de luz. Es una cuestión de pensamiento. Nos gustan las agujas. La acupuntura. Los aceites. Recurrimos a ellos cuando sabemos a ciencia cierta que no somos invensibles. No practicamos deporte alguno. Si acaso, recurrimos a una que otra sección de psicomagia. No sabe si tiene que seguir en la palpitación de su cráneo, si por ejemplo, siente la ficcion de los desencantos amorosos. Sabe con certeza, que tiene que vivir rodeada de flores blancas y de animalillos juguetones. Es aquí, cuando resulta conveniente, adentrarse en el pasado. Recurrir a lo esotérico.

La primera vez que entro a un discurso esotérico. En forma seria. Fue en uno de esos días que paseaba sin dirección alguna. Junto a su acompañante, un aficionado a la pintura de pasteles. El aficionado a la pintura de pasteles y la chica del discurso esotérico, se encontraron al azar, en la estación del taxy. Ambos habían renunciado al acto de acudir a sus trabajos. Inventaron una fuga hacia la playa. Ambos se carcajearon al darse cuenta que ninguno de los dos había asistido a trabajar. Se fueron a la playa, sin pensarlo, en una de esas decisiones instintivas y desconocidas.

Al retornar del paseo no-planeado. Se dispusieron a buscar inciensos. Primero entraron a una panadería de fibras integrales. Luego, aun lado de la panadería, se toparon con un local de medicina china. Había demasiados libros.
Se pusieron, con cierta confianza, a mirar los títulos en los estantes. En este momento, es cuando aparece otro personaje. El personaje que entra en este momento. Es el practicante de las artes marciales. Ambos le preguntaron por los inciensos.

En un instante de premonición. Se intuían allí azarosamente. Puntos encontrados. Vórtices en la historia del espíritu personal que se derraman en espacios. Para perpetuar alguna misión. Quizá aprendizajes. Como mencione anteriormente, el practicante de las artes marciales, inicio un dialogo. Sobre chamanes. Hizo énfasis en nuestro estado de enajenación. Nos invito a un curso. Platico poco acerca de él. No dijo nada. Uso la estrategia del destino. Tiro la información al azar, con el tono indiscreto, lo tomas o lo dejas.

Resulta paradójico como nos causo desconfianza. El dialogo continuo sin dirección alguna. Luego menciono a Breton. Temas del surrealismo. No se recuerda el motivo del giro lingüístico. No obstante, resulta divertido, como tuvo que occidentalizar su discurso para provocar cierta empatia en nuestros esquemas habituales. Había cierta timidez, al no comprender, su imagen del mundo.

No acudimos al curso. Seguimos enajenados en el pseudo-taller de pintura...

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