Wednesday, December 12, 2012

3010


En el 3010 el espacio sereno de las neuronas de los habitantes de una ciudad barroca difumina claveles blancos por las banquetas. Esas imágenes chocan a una velocidad luz descomunal con el oxígeno que entra -precisamente en este momento- al orificio izquierdo de mi nariz. Así,  puedo respirar gracias a la puridad tóxica del viento. Luego, la gripa de un delfín persa camina hacia la coordenada espacio temporal que se dibuja el día de mi nacimiento en el año 1979. Enseguida hace posible que la situación mental del médico que atendiera el parto de mi madre drenara correctamente la dirección del dorso de sus manos. Mi cabeza no podía salir porque un instante amoroso perpetuado cinco minutos después de mi salida vaginal, sufriera una discusión leve, y las partículas subatómicas se colapsaran hacia la serenidad de la lava de un volcán carolingio para luego detener la dialógica violenta de los amantes, y configurar el boceto de las nubes en la coordenada correcta de mi nacimiento. El médico hace las incisiones correctas de mi puerta vaginal. Entonces, nazco. En Tijuana, por supuesto.

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