No sé si es el nihilismo de
hígado o los conceptos invernales que dejan de sorprenderme. No sé si los
equinoccios de los planetas desaparecidos tengan alguna proyección sobre mis
vertebras húmedas de temblor. O si los gurús
de las tierras bajo tierra muy ocultas; estén desparramando risas en algún
orbital piramidal de delfas sordas… Escucha: No hay poesía frívola que no deje
de enmudecerme en la estela de los jardines invencibles. Tampoco cartas en la
bandeja electrónica, ni ojos brillosos, ni buenos días, ni buenas noches con mi
nombre en la pantalla en diminutivo. Han de ser las esquizofrenias del fin del
mundo. O todos esos fantasmarios
virtuales que corrompieron el templario del amor. Kublai: No sé cuándo has
tenido tiempo de visitar todos los países que me describes. A mí me parece que
nunca te has movido de este jardín.
...
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