Estos días me la he pasado leyendo a Reinhart Kosseleck. La verdad, nunca pensé que la Teoría de la Historia fuera tan interesante y que podría cambiar mi posición respecto al discurso histórico. Esto de la Historia Conceptual me parece fundamental en toda reflexión de carácter científico, pues tomar en cuenta las múltiples mutaciones de los conceptos con sus múltiples horizontes y significaciones, propicia la condición de re-pensar el concepto como una cosa viva. Como un espíritu abstracto que se manifiesta a través de esa moldura conceptual, y que es capaz de absorber la sustancia intima de cada época desde su localidad micro- marcro específica, es decir, como el sueño hegeliano del devenir. No obstante, a pesar de ello, creo que solamente lo comprendemos en términos abstractos y que volvemos a caer en la contradicción de querer comprimir bastantes eventos similares en la misma cuadratura. Concepto-Palabra. Palabra contra Concepto. Pero aquí, el concepto está vivo, y más que pertenecer a un campo semántico pertenece a un campo implicado, puesto que es atravesado por todas las explicaciones científicas de una época. Entonces, enlazar lo complexus a la historicidad de los conceptos, puede ser una posibilidad, cuando no nos conformamos solamente con conjeturas de índole hermenéutico. El pleito Antropología- Historia, el pleito Sociología- Historia, el pleito de los famosos Estudios Culturales.
Yo solo veo, pienso, intuyo, percibo que: buscan un centro.
Yo solo veo, pienso, intuyo, percibo, y escucho que: hay que realizar una amistad “real” entre las diversas disciplinas científicas, y erradicar esa tendencia a la centralización y rivalidad. Es decir, a ese reduccionismo de “Yo tengo la mejor explicación”.
Por cierto, otra vez la Biología se pone de moda.
Por cierto, otra vez, cuando los artistas agotan la creatividad en el arte, recurren a la ciencia, y olvidan su sustrato estético...
1 comment:
Yo celebro ese encuentro. Koselleck es buena onda.
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