Wednesday, June 11, 2008

La k. se vuelve testaruda y extraña. Si esta K altisonante, irracional, sensible e insensible que se vuelca indiscriminadamente sobre pequeñas explicaciones del planeta. Se dibuja y desdibuja. Vuelve de la insolencia a la tolerancia. Luego encuentra la sencillez. Tal vez, la pierda o la recupere. La K. se siente estigmatizada. La K. se avienta al ego, lo degolla incestuosamente, y sale con los ojos limpios. En la K. no existen personas equivocadas. La K. de sus traumas infantiles secretos, los no dichos, los manifiestos en sus dolores más profundos. Y K. juguetea, explora carreteras, realiza visitas inesperadas, moldea reacciones. K es. K. es dos y tres y cuatro. La K. no niega un abrazo fuerte a ningún amigo. No hay enemigos ni enojos en K. Esa K. tan indiscreta y fría. Esa K. el limite de la pasión extrema. Si, K. la de los besos orgasmicos, la de los orgasmos a distancia. La que sòlo necesita que la miren para trasladarse al infinito espacio del orgon. K multi-orgon, K. sin limites. K. el exceso. K. madre. Ternura y especulaciones tibias. Eso es: un pedazo de K.

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