Monday, June 02, 2008

No se que me pasa últimamente, pero me gustan los hombres feos, rudos e ignorantes. Cuando veo a uno así le miro las nalgas, las manos, la espalda, los hombros, quiero asegurarme que le gusta el trabajo, la comida y las fiestas, que no sean delgados, fríos ni secos, que más bien sean cálidos, alegres, sencillos, conversadores. Me gusta verlos sonreír y detectar su nivel de cinismo-machista, su nivel de enajenación y poder, mirarlos fijamente hasta que ellos detectan que estoy fingiendo fineza, delicadeza y brillo.

Y me doy cuenta que ellos las prefieren igual, y que yo no estoy en ninguno de los dos extremos, que posiblemente me este olvidando de mi amor ideal, intelectual, gentil y caballero hombre afeminado. Entonces me pregunto quién soy. Digo mi nombre, recuerdo otros, trazo eventos, vacios, supersticiones, veo el reloj y es tarde. Tengo aun cosas que estudiar y estoy perdiendo el tiempo.

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