En etnográfica central los pies de la investigadora luminaria fungen como escáner de observación. Al segundo su espíritu entero grita: "Yo soy mi propio instrumento de observación". Luego, no hay ninguna sentencia a la Schorondinguer que la detenga. Todo consiste en caminar por el centro de Tijuana. Posicionarse en el anclaje exacto a devorar y después esferarse con el descubrimiento en turno.
Ese divino placer llamado pensamiento abstracto.
"Al sostener yo que el automovimiento de concepto es aquello por lo que la ciencia existe, podría parecer que la consideración de que los aspectos que aquí hemos tocado y otros aspectos externos difieren de las representaciones de nuestra época acerca de la naturaleza y la forma de la verdad y son, incluso, totalmente contrarios a ellas no promete prestar favorable acogida al intento de presentar en dicha determinación el sistema de la ciencia"
¨^El autor y el público. Hegel, Fenomenología del Espíritu.
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