Estos renglones necesitan un retardo. Entrar a la esfera de
Poincairé letra a vocal sonido a sonido.
Padecer la sincronía de Kemerer letra a letra sonido a sonido. Habitar en la metáfora de aquellas palabras
que están más arriba de la séptima cuerda. Y después, caer. Encontrar una nota
pitagórica. Retornar infinidad de veces sobre sí. Predecir el futuro.
Amarrarlo. Hacerlo chocar al tiempo justo donde se emite este renglón. Luego
regresar tres siglos atrás e invocar las nebulosidades arcaicas de los médiums
mediterráneos. Adelantarse en espejismos post-lenguaje. Y después, caer. Al
cabo de un mes la primer estrofa de un pensamiento seco de flores derretirá las
gramáticas futuristas cierta vez. Entonces estos renglones necesitan un
retardo. Al cabo de un grito lo aclamarán: abre la boca, trata de articular un
sonido, gime, desarticula, desflora, hechiza. Retorna infinidad de veces sobre
sí. Diseña órganos luminosos por todo el Hexagrama Fronterizo. Discute sobre la
inactualidad de la literatura mecanicista. Discute sobre las excentricidades no
exploradas arriba de la cuerda. Predice el futuro. Lo choca hasta aquí. Trueno,
relámpago, rayo. Todos los elementos que diseñan la temporalidad alegre de una
en los cielos. Las manzanas vivas del día. Canta. Tengo todo el multiverso en
las arterias. Canta. Está buscando algo más arriba de las letras. Traga. Calla.
Piensa. Este párrafo necesita un retardo: solamente el espíritu de las cosas
tiene un nombre. Robótica de la felicidad instantánea. Calla. Piensa. Traga.
Entonces estos renglones necesitan un retardo:
Todo era tan necesario cuando lo pensé;
Cuando lo pensé cuando lo pensé cuando lo pensé cuando lo pensé.
Cu a n d o lo pensé.
Ya no existe.
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